Pero, ¿vale la pena pagar un software de subtitulado habiendo opciones gratuitas?
Si acabas de entrar en el mundo audiovisual, por el camino habrás trasteado con algunos softwares de traducción y programas gratuitos para poner subtítulos. Seguro que te suenan Subtitle Edit, Subtitle Workshop o Aegisub. Como habrás visto, estas herramientas de traducción son bastante completas y fáciles de usar: te ofrecen a coste cero las prestaciones básicas que necesitas para trabajos relativamente sencillos o si haces subtitulado de manera puntual.
Si tienes suerte y el universo pone en tu camino muchos trabajos de subtitulación, trabajar con estas herramientas de traducción te ayudará a romper mano: irás interiorizando los criterios de subtitulado y trabajarás cada vez de forma más fluida. Es posible que en este proceso además vayas dándote cuenta de las carencias que pueden tener estos programas. ¿Te han pedido exportar un formato que no encuentras por ningún lado? ¿Tus archivos son incompatibles con los programas de tu cliente? ¿Tienes que hacer una a una las modificaciones en masa de texto, tiempos o parámetros?
Cuando llegas a este punto, significa que es el momento de que profesionalices tu herramienta de traducción, concretamente, de subtitulado. Es verdad que, si te pones a mirar los precios, la primera reacción es asustarte, pero si tu principal fuente de ingresos es la subtitulación no te lo pienses dos veces. Los programas profesionales, es decir, de pago, te permiten ofrecer muchos más servicios y automatizar procesos y por tanto trabajar de manera más productiva y recuperar la inversión con creces en poco tiempo. Además, reducen el margen de error en los aspectos técnicos y nos permiten centrarnos en la parte creativa del subtitulado.
Otra ventaja que tienen los programas profesionales de subtitulado es que están en desarrollo constante y que cuentan con un equipo de atención al cliente dispuesto a ofrecerte soporte técnico en el acto.
Además, hay algunas facilidades que te pueden ayudar en tu primera adquisición de una herramienta de traducción profesional: el alquiler mensual de licencias, las ayudas de asociaciones (como la ayuda para la compra, reparación o renovación de herramientas de trabajo de DAMA), los incentivos y ayudas para emprendedores autónomos (tanto a nivel estatal como local) y la posibilidad de desgravar el IVA de estos productos en tu declaración de impuestos.