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¿Qué es el lenguaje inclusivo?

Syd en la serie

El uso del lenguaje inclusivo en el español es cada vez más amplio y da voz a todas las personas que habían sufrido históricamente falta de representación en el lenguaje, como somos las mujeres y las personas con identidades de género no binarias, entre otros colectivos.

 

A modo de guía para principiantes, hemos hecho este artículo sobre el lenguaje inclusivo (centrado, sobre todo, en el lenguaje no binario) en el que hablaremos sobre qué es, su uso y la importancia del mismo.

Un poco de teoría: ¿qué es el lenguaje inclusivo?

 

El lenguaje inclusivo es un concepto muy amplio. Ya no es lo que hace diez años generaba polémicas del tipo "miembros y miembras". El lenguaje inclusivo (el lenguaje, en realidad) evoluciona con el tiempo y las necesidades de quienes lo utilizan. En los últimos años, estamos viendo cómo las mujeres nos hemos empoderado en todos los ámbitos, cómo se empieza a tratar la diversidad funcional sin tabúes y cómo se han normalizado las identidades de género y las orientaciones sexuales no hegemónicas. Es necesario, pues, que todos estos nuevos conceptos y estas realidades puedan ser expresadas mediante el lenguaje.

Porque lo que no se nombra no existe.

 

Así, el lenguaje inclusivo no solo es el lenguaje que evita las expresiones sexistas e intenta que las mujeres estén representadas en los textos (sean del tipo que sean), sino que también es aquel que incluye “estrategias lingüísticas antirracistas, anticapacitistas y anticoloniales” (López, 2020) con un objetivo integrador, es decir, con el objetivo de que no se excluya ni se perjudique a ningún colectivo.

 

El lenguaje inclusivo evoluciona en función de las necesidades de los tiempos y la gente a la que representa. Hace unos años, cuando se mencionaba el lenguaje inclusivo, lo primero que nos venía a la cabeza era la combinación del uso del género masculino y el femenino contra el uso único del masculino genérico: “señoras y señores”, “alumnos y alumnas”, etc. La llegada del lenguaje digital promovió el uso de la "@", que acabaría derivando en la “x” y, más recientemente, en el uso de la “e” contra la distinción binaria de la “a” y la “o”.

 

Pero, como ya hemos dicho, el lenguaje inclusivo va más allá, pues supone tanto la eliminación de expresiones machistas, racistas y capacitistas normalizadas, como la inclusión de las personas no binarias en la lengua. Esta última práctica se llama "lenguaje no binario" y es la cuestión más controvertida y discutida del lenguaje inclusivo.

 

El lenguaje no binario es aquel que tiene como objetivo representar identidades de género existentes que no se sienten identificadas con los géneros binarios (masculino/femenino) y que, por lo tanto, se ven invisibilizadas por la inexistencia de un género neutro en español. Esa representación se consigue creando ese género, mediante el pronombre “elle” y el morfema -e añadido a los adjetivos (hasta ahora llamados) de doble terminación, es decir, los que adoptan el género del sustantivo al que acompañan. En lugar de terminar con -a (femenino) o con -o (masculino), adoptan una tercera terminación añadiendo el morfema -e (neutro): cansado, cansada, cansade. De este modo, se obtiene un género neutro en español que no apela exclusivamente al masculino y que, si se usa su plural, puede englobar todas las identidades sin discriminación y sin afectar al ritmo del discurso.

Imagen con fondo rosa en la que salen todos los símbolos de identidad de género con el siguiente texto:

¿Por qué surge el lenguaje inclusivo?

El lenguaje inclusivo surge de la necesidad de representar las realidades excluidas por el español por el uso del género gramatical masculino considerado como neutro; además de la necesidad de configurar un lenguaje que no sea sexista, racista, ni capacitista.

 

Ya hemos hablado sobre el lenguaje no binario pero, ¿por qué se habla de lenguaje sexista, racista y capacitista? Pues porque en español existen palabras y expresiones con connotaciones negativas para otros colectivos, como las personas racializadas o aquellas con diversidad funcional. Todes hemos escuchado la utilización de palabras como “mulata” y expresiones como “engañar como a un chino”, pero también palabras como “retrasado” o “disminuido” para hablar de personas con diversidad funcional, además de las connotaciones de expresiones machistas como “ser una zorra” o “ser un coñazo” y que demuestran que de forma generalizada las expresiones relacionadas con las mujeres suelen tener connotaciones negativas en comparación con las relacionadas con hombres como “ser un zorro” o “ser la polla”.

Imagen del programa

¿Cómo y cuándo usar el lenguaje inclusivo?

El uso del lenguaje inclusivo, sobre todo el lenguaje no binario, provoca el rechazo de algunos sectores que se niegan tanto a utilizar y aceptar el pronombre “elle” como a dejar de utilizar expresiones discriminantes porque “la RAE dice que ya tenemos género neutro: el masculino genérico” o “siempre se ha dicho así”. Sin embargo, algunas instituciones oficiales y universidades ya promueven el uso del lenguaje inclusivo con recursos como la guía “Uso inclusivo del castellano” de la Universidad del País Vasco, y un sector significativo de la población está a favor de la implantación y normalización de este lenguaje y lo usa en el día a día.

 

Si estás leyendo esto, suponemos que tu intención es informarte para aprender cómo y cuándo emplearlo. Por eso, vamos a hablar sobre algunos métodos para saber cómo usar el lenguaje inclusivo en cualquier contexto sin que salten las alarmas y sin que a tu cuñado le explote la vena de la frente porque has dicho “elle”.

Lenguaje no binario directo (LND) y lenguaje no binario indirecto (LNI)

El lenguaje no binario directo (LND) y el lenguaje no binario indirecto (LNI) son las formas de lenguaje no binario que amparan a las personas no binarias sin malgenerizarlas. El lenguaje no binario directo es el más conocido y el más “problemático” si te encuentras en un contexto que no lo acepte, mientras que el no binario indirecto es menos conocido, pero es el método perfecto para evitar “conflictos” con señoros sin dejar de utilizar un lenguaje integrador. 

 

El LND es el que emplea el morfema -e y pronombre “elle”, es decir, que de manera directa hace referencia a una persona no binaria con el género neutro. Como hemos contado antes, su precedente era el morfema -x, pero hoy en día se ha dejado de promover su uso por no ser accesible, pues no se lee correctamente por programas de lectura de pantalla. Un lenguaje inclusivo es también un lenguaje anticapacitista y debe ser asequible para las personas ciegas o con discapacidad visual. 

 

Pero ¿y si estoy en una situación en la que no quiero tener “problemas” y quiero usar un lenguaje integrador sin provocar una situación incómoda o incluso una discusión? Para esas situaciones, existe el LNI o lenguaje no binario indirecto. Esta estrategia se basa en utilizar adjetivos y sustantivos en español sin distinción en su género gramatical (como el adjetivo “feliz” que no cambia, sea para hombre, mujer o persona no binaria) y también en hacer uso de la riqueza lingüística de nuestra lengua modificando las frases para que no tengan un género marcado, por ejemplo: todos hemos visto que Windows ahora no nos dice “Bienvenidos” (género masculino), sino que nos “da la bienvenida”, eliminando de esta forma el género de la oración. Es un poco complicado, lo sabemos, por eso os recomendamos este hilo de Twitter de nuestra compañera Herminia Páez que nos lo explica requetebién: 

 

Evitar la generalización del masculino

Otra forma de utilizar el lenguaje inclusivo sería, directamente, evitando la generalización en masculino. Esto se puede hacer de varias maneras: 

 

1. Usando los tres géneros gramaticales (masculino, femenino y neutro). Aunque para no afectar o entorpecer el discurso, se recomienda utilizarlo solo si se va a apelar al público una única vez.

2. Utilizando el lenguaje no binario sea el directo o el no directo. Mucho más recomendable que el anterior por no hacer repetitivo ni entorpecer el ritmo del texto o discurso. 

3. Dependiendo de a qué sector se quiera hacer referencia, si este está mayoritariamente formado por mujeres, utilizar directamente el femenino.

 

Por ejemplo, en el sector de la traducción, la mayoría somos mujeres y, por ese motivo, muchas veces en nuestras redes sociales hablamos en femenino. Si esto cambia o notamos que una minoría se siente ofendida al respecto, trabajaremos para ser lo más inclusivas posible haciendo que nuestro discurso evolucione, tal y como hemos visto que lo hace nuestra lengua. 

 

Eliminar de nuestro vocabulario las expresiones no inclusivas o discriminatorias: ¡Revisa tu lenguaje!

Además de las ya mencionadas, en cuanto a la parte del lenguaje inclusivo centrada en ser antirracista, anticapacitista y no sexista, lo indicado es la eliminación de aquellas expresiones con connotaciones negativas que hagan referencia a un colectivo. Para esto, os recomendamos informaros y escuchar a expertes que divulguen sobre el tema. Revisaos y abríos a las críticas. Solo con que una expresión pueda resultar ofensiva para una única persona, ya deberíamos plantearnos si podemos eliminarla de nuestro uso.

Imagen de varios personajes de Cartoon Network diciendo sus pronombres. Entre elles, están Craig de

¿Por qué el lenguaje inclusivo es necesario?

Como ya hemos mencionado durante el artículo, en español, el género gramatical está presente en casi cada oración y, por la forma en la que hemos aprendido la lengua, muchas veces supone un esfuerzo eliminar de nuestro vocabulario palabras y expresiones de origen ofensivo o utilizar el género neutro que algunas instituciones (la RAE, ejem) se siguen empeñando en afirmar que no existe o que está cubierto por el masculino genérico.

 

Creemos que la frase “lo que no se nombra no existe” ilustra muy bien por qué es necesario adoptar el lenguaje inclusivo: por un lado, explica la necesidad de un lenguaje integrador para que las personas no binarias tengan representación, es decir, que existan en nuestra lengua y, por otro lado, la necesidad de eliminar esas expresiones retrógradas para eliminar (al menos de la lengua) el racismo, el capacitismo y el sexismo interiorizado.

Conclusión

Al principio puede costar y puede sonarnos raro, sobre todo si no hemos convivido con otras realidades no binarias que se salgan de lo comúnmente llamado “normativo” o no nos hemos planteado o informado sobre algunas expresiones que usamos a diario, pero es necesario hacer un esfuerzo consciente para evitar la invisibilización de las personas no binarias y el lenguaje, cuanto menos, ofensivo. 


Por último, agradecer a Herminia Paez por su ayuda y si queréis más información sobre el tema, os recomendamos ir a la web de le compañere Ártemis López, donde encontraréis lecturas recomendadas sobre el tema.