Lenguaje no binario directo (LND) y lenguaje no binario indirecto (LNI)
El lenguaje no binario directo (LND) y el lenguaje no binario indirecto (LNI) son las formas de lenguaje no binario que amparan a las personas no binarias sin malgenerizarlas. El lenguaje no binario directo es el más conocido y el más “problemático” si te encuentras en un contexto que no lo acepte, mientras que el no binario indirecto es menos conocido, pero es el método perfecto para evitar “conflictos” con señoros sin dejar de utilizar un lenguaje integrador.
El LND es el que emplea el morfema -e y pronombre “elle”, es decir, que de manera directa hace referencia a una persona no binaria con el género neutro. Como hemos contado antes, su precedente era el morfema -x, pero hoy en día se ha dejado de promover su uso por no ser accesible, pues no se lee correctamente por programas de lectura de pantalla. Un lenguaje inclusivo es también un lenguaje anticapacitista y debe ser asequible para las personas ciegas o con discapacidad visual.
Pero ¿y si estoy en una situación en la que no quiero tener “problemas” y quiero usar un lenguaje integrador sin provocar una situación incómoda o incluso una discusión? Para esas situaciones, existe el LNI o lenguaje no binario indirecto. Esta estrategia se basa en utilizar adjetivos y sustantivos en español sin distinción en su género gramatical (como el adjetivo “feliz” que no cambia, sea para hombre, mujer o persona no binaria) y también en hacer uso de la riqueza lingüística de nuestra lengua modificando las frases para que no tengan un género marcado, por ejemplo: todos hemos visto que Windows ahora no nos dice “Bienvenidos” (género masculino), sino que nos “da la bienvenida”, eliminando de esta forma el género de la oración. Es un poco complicado, lo sabemos, por eso os recomendamos este hilo de Twitter de nuestra compañera Herminia Páez que nos lo explica requetebién:
Evitar la generalización del masculino
Otra forma de utilizar el lenguaje inclusivo sería, directamente, evitando la generalización en masculino. Esto se puede hacer de varias maneras:
1. Usando los tres géneros gramaticales (masculino, femenino y neutro). Aunque para no afectar o entorpecer el discurso, se recomienda utilizarlo solo si se va a apelar al público una única vez.
2. Utilizando el lenguaje no binario sea el directo o el no directo. Mucho más recomendable que el anterior por no hacer repetitivo ni entorpecer el ritmo del texto o discurso.
3. Dependiendo de a qué sector se quiera hacer referencia, si este está mayoritariamente formado por mujeres, utilizar directamente el femenino.
Por ejemplo, en el sector de la traducción, la mayoría somos mujeres y, por ese motivo, muchas veces en nuestras redes sociales hablamos en femenino. Si esto cambia o notamos que una minoría se siente ofendida al respecto, trabajaremos para ser lo más inclusivas posible haciendo que nuestro discurso evolucione, tal y como hemos visto que lo hace nuestra lengua.
Eliminar de nuestro vocabulario las expresiones no inclusivas o discriminatorias: ¡Revisa tu lenguaje!
Además de las ya mencionadas, en cuanto a la parte del lenguaje inclusivo centrada en ser antirracista, anticapacitista y no sexista, lo indicado es la eliminación de aquellas expresiones con connotaciones negativas que hagan referencia a un colectivo. Para esto, os recomendamos informaros y escuchar a expertes que divulguen sobre el tema. Revisaos y abríos a las críticas. Solo con que una expresión pueda resultar ofensiva para una única persona, ya deberíamos plantearnos si podemos eliminarla de nuestro uso.