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Transcreación: qué es y quién puede afrontar proyectos de este tipo

La transcreación es una modalidad dentro de la traducción que puede parecer bastante reciente, pero que, en realidad, no lo es. Eso sí, cada día hay más demanda de este servicio lingüístico a causa de la globalización y la posibilidad, gracias a Internet, de que te conozcan hasta en Kuala Lumpur (que se lo digan a Leticia Sabater). Pero ¿qué es exactamente? ¿Puede hacer un encargo de transcreación cualquier traductor? ¿Cómo se transcrea? En este artículo intentaremos resolver todas tus dudas.

 

¿Qué es la transcreación?

La definición de transcreación nos dice que “la transcreación es una modalidad de transferencia de contenido lingüístico que combina traducción, adaptación y creatividad” (Carreira, O., y Botella, C). Esta definición nos indica algo destacable de su naturaleza: implica algo más que traducir y, para que se haga de forma correcta, requiere de conocimientos y/o habilidades específicas. Vamos, que no es suficiente con saber idiomas, querida.

 

Según Tom, traductor y gestor de proyectos de bbo, “son traducciones con cierto ‘cariño’” en las que el texto original tiene que conservar un elemento que no tiene por qué ser semántico (puede ser un juego de palabras, un doble sentido, una rima, etc.) La traductora tiene que intentar plasmar eso mismo en otro idioma para que el público objetivo lo entienda a la perfección. Por eso, cuando se habla de transcreación y traducción, se hace una diferencia: aunque la transcreación forma parte de la traducción por ser una modalidad dentro de la misma, no son exactamente lo mismo. La transcreación y la traducción requieren de un nivel de idiomas para poder hacer la transferencia del mensaje, pero mientras que en la traducción se pide que seamos lo más fieles al mensaje original posible, en la transcreación tenemos que priorizar su función aunque esto sacrifique la fidelidad semántica. En un proyecto de transcreación, puedes alejarte del original lo que quieras, siempre que transmitas el mensaje, el tono y la intención que el cliente pretende difundir.


El ámbito más común en el que se utiliza la transcreación es el del marketing y la publicidad. Se necesita para adaptar eslóganes, campañas e incluso jingles para que se entienda en diferentes idiomas y (por supuesto) culturas, el mensaje que quieren transmitir las empresas: que te compres una crema, que inviertas en su app de moda o que te vayas a su hotel cinco estrellas en la otra punta del planeta. Sin embargo, cabe añadir que la transcreación, aunque generalmente solo se suele relacionar con la publicidad y el marketing, también se puede llevar a cabo en otros ámbitos como el audiovisual (sobre todo en la industria de los videojuegos, en el mundo empresarial y, obviamente, en los anuncios) y literario (poesía canciones, etcétera).

Dos capturas de pantalla de la web de Apple (2020) en las que se anuncia el Macbook Pro '13: la de arriba en inglés con el eslógan

Ejemplos de transcreación

Como ya hemos mencionado, los encargos de transcreación suelen ser contenidos para publicidad, pero también pueden ser canciones, poesía, etcétera. Vamos, proyectos muy creativos en los que haya que conseguir que el público meta reciba el mismo estímulo que el público original. 

 

Algunos ejemplos bastante conocidos son las transcreaciones de eslóganes, presentaciones y descripciones de productos Apple:

Imagen de dos envases de la marca The Vegetarian Butcher. El de la izquierda para el público de habla inglesa con el nombre

Pero también las transcreaciones de los nombres de productos que hacen empresas como The Vegetarian Butcher o Innocent:

Imagen de uno de los zumos de la marca Innocent: el del lado izquierdo para consumidores de habla inglesa con el nombre

¿Cómo se transcrea?

Ya os hemos dado bastante teoría, pero ¿cómo es verdaderamente transcrear? Tom nos cuenta cómo.

 

Lo primero es, obviamente, entender el texto original. No solo su significado, sino qué es ese “algo” que se debe conservar en el proceso. 

 

Para explicarlo, vamos a coger un ejemplo que creemos que ayudará mejor a entenderlo: el famoso jingle de Carglass.

 

En español es: “Carglass cambia, carglass repara” (sentimos los posibles daños posteriores al no poder para de cantar esto después de haberlo leído); mientras que en inglés es: “Autoglass repair, Autoglass replace.”

 

¿Cómo ha podido ser el proceso para llegar a esa transcreación? Para entenderlo vamos a dividirlo en tres fases: la marca, el cambio gramatical y la aliteración:

 

1- La marca:

En España la empresa se llama Carglass porque car suena “exótico”, así que en Reino Unido hay que mantener ese exotismo, pero ¿cómo? Pues porque ahí auto suena exótico. Olé.

 

2- Cambio gramatical:

La versión en inglés no es en tercera persona del singular, sino en plural porque la sílaba extra en “replaces” fastidiaría el jingle, así que… ¡Fuera!

 

3- Aliteración:

Las ‘C’ de “Carglass” y “Cambia” molan, pero no hay verbos en inglés que empiecen con ‘A’ que encajen. ¿La solución? Poner dos verbos con ‘R’ para mantener esa aliteración.

 

¿Puede cualquier traductor transcrear?

Podría decirse que sí, pero cumpliendo con algunos requisitos. Normalmente, cuando se busca un traductor para un proyecto de transcreación, se busca a alguien que tenga experiencia. Si no la tiene, al menos, debe seguir de cerca el proyecto para ser capaz de plasmar las ideas que se quieren traducir en el encargo: una campaña publicitaria, una canción…

 

Durante la carrera o los másteres de traducción, se suelen hacer actividades que consisten en transcrear, pero no es normal ver una asignatura como tal. Probablemente en traducción literaria hayas traducido un poema o en traducción audiovisual una canción, pero no es algo que puedas practicar de forma continua. Por eso, para adentrarse más en el mundo de la transcreación, muchas profesionales se apuntan a cursos especializados de transcreación como, por ejemplo, el curso de traducción y transcreación de marketing y publicidad de Traduversia, un curso online tanto para estudiantes como profesionales que quieran especializarse en esta modalidad. El curso es de 100 horas y es abierto, por lo que podrás organizarte como quieras para hacerlo y combina teoría (fundamentos del marketing aplicados a la traducción y análisis de casos) y práctica con un bloque dedicado a los aspectos profesionales de la transcreación (cómo son los encargos, la búsqueda de clientes, tarifas, etcétera).